Cuando te abandonan, Dios permanece

El abandono duele, sobre todo cuando viene de alguien a quien amamos.

Nos llena de preguntas, inseguridades y tristeza. Pero en medio de ese vacío, hay una verdad poderosa: Dios nunca nos abandona. Aunque los demás se alejen, Su amor permanece inquebrantable.

Él sana corazones rotos, restaura la identidad y llena el alma de esperanza. No dejes que el abandono defina tu valor, porque para Dios, sigues siendo amado y valioso. En Él encontrarás consuelo y una nueva oportunidad para seguir adelante.

Salmo 27:10 – «Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos.»

Oración: Señor, en este momento de dolor y soledad, me aferro a Ti. Sana mis heridas, restaura mi corazón y ayúdame a recordar que en Ti siempre soy amado y aceptado. Amén.